miércoles, 8 de agosto de 2012

El papel de dos regiones cerebrales en el dolor crónico

¿Por qué, teniendo la misma clase de lesión, una persona termina padeciendo de dolor crónico, mientras que otra se recupera y se libra del dolor?

En un estudio se ha completado un seguimiento de nuevos pacientes de lesión de espalda, y se ha constatado que el dolor crónico se desarrolla dependiendo en buena parte de cuánto se comunican entre sí dos secciones del cerebro relacionadas con la conducta emocional y de motivación. Cuanto más se comunican entre sí ambas regiones, mayores son las probabilidades de que el paciente desarrolle dolor crónico.

El hallazgo, hecho por expertos de la Universidad del Noroeste en Illinois, Estados Unidos, ofrece una nueva dirección para el desarrollo de terapias encaminadas a tratar el dolor hoy intratable, el cual aflige a millones de personas en todo el mundo. Se calcula que sólo en Estados Unidos la cifra de adultos afectados asciende a entre 30 y 40 millones.

El equipo del Dr. A. Vania Apkarian fue capaz de predecir al inicio del estudio, con una precisión del 85 por ciento, cuáles de los participantes desarrollarían dolor crónico, basándose para ello en el nivel de interacción entre la corteza frontal y el núcleo accumbens. Este resultado científico es la culminación de diez años de investigación.

En bastantes casos, la lesión por sí misma no basta para generar el dolor percibido. En el mecanismo responsable intervienen combinadas la lesión y el estado del cerebro.

Al parecer, cuanto más emocionalmente reaccione el cerebro a la lesión inicial, mayores son las probabilidades de que el dolor persista después de que la lesión se haya curado. Puede ser que esas secciones del cerebro tengan ya de por sí un nivel mayor de actividad en ciertos individuos. O puede también que existan influencias del entorno que predispongan a estas regiones del cerebro a interactuar más de lo debido.

El equipo del Dr. Apkarian espera ahora comenzar a desarrollar nuevas terapias para tratar el dolor crónico basadas en los hallazgos del estudio.

En la investigación también han trabajado Marwan N. Baliki, Bogdan Petre, Souraya Torbey, Kristina M. Herrmann, Lejian Huang y Thomas J. Schnitzer.

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