Poner “al mal tiempo buena cara” reduce la frecuencia cardiaca en situaciones difíciles, demuestra un estudio
El refrán “al mal tiempo buena cara” ya tiene una base científica. Una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Kansas ha demostrado que sonreír cuando se está padeciendo una situación de estrés ayuda a frenar los efectos nocivos del nerviosismo sobre el organismo, al reducir la frecuencia cardiaca. Además, las personas que sonríen se recuperan mejor de los eventos estresantes pasados. Los resultados del presente estudio redundan en los efectos positivos de la sonrisa y de la risa para la salud, ya constatados en estudios previos. Por Marta Lorenzo.

“Al mal tiempo buena cara”.
En muchas ocasiones hemos escuchado esa expresión, sobre todo cuando nos
enfrentamos a situaciones difíciles. ¿Pero existe alguna verdad en esa frase
hecha? Sentirnos bien a menudo nos hace sonreír, sin embargo, ¿puede funcionar
la sonrisa también en la otra dirección? ¿Realmente sonreír puede ayudarnos a
sentirnos mejor?
Al parecer sí, a juzgar por
los resultados de un estudio realizado por las psicólogas Tara Kraft y Sarah
Pressman, de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos.
En la investigación, cuyos
resultados aparecerán pronto en Psychological Science, la revista de la
Association for Psychological Science de Estados Unidos, se analizaron de los
beneficios potenciales de la sonrisa.
Para ello, las psicólogas
observaron cómo diferentes tipos de sonrisa, así como la conciencia de la
sonrisa, afectaba a la capacidad de los individuos para recuperarse de
episodios de estrés.
“Antiguos refranes, como ‘al
mal tiempo buena cara’ han sugerido siempre que la sonrisa no solo es un
importante indicador no verbal de la felicidad”, explica Kraft. Además, la
sonrisa también puede ser una importante herramienta “para afrontar los sucesos
estresantes de la vida”, añade la científico.
Con este estudio, ella y
Pressman quisieron “examinar si esos refranes tenían una base científica, si la
sonrisa podía verdaderamente tener beneficios relevantes para la salud”.
Estrés inducido y mediciones
En general, las sonrisas se
dividen en dos categorías: las sonrisas estándar, en las que están implicadas
los músculos que rodean a la boca; y las sonrisas genuinas o de Duchenne, en
las que están implicados los músculos cigomático mayor y menor cerca de la
boca, los cuales elevan la comisura de los labios, y el músculo orbicular cerca
de los ojos, cuya contracción eleva las mejillas y produce arrugas alrededor de
los ojos.
Una investigación previa ya
había demostrado que las emociones positivas pueden ayudar en momentos de
estrés, y que la sonrisa puede afectar a las emociones. Sin embargo, el trabajo
de Kraft y Pressman es el primero de su tipo en el que se han manipulado
experimentalmente los tipos de sonrisas humanas, con el fin de examinar los
efectos de estas expresiones sobre el estrés.
Para su estudio, las
investigadoras reunieron a un total de 169 voluntarios de una universidad
norteamericana. El proceso incluyó dos fases: entrenamiento y pruebas.
Durante la fase de
entrenamiento, los participantes se dividieron en tres grupos, y cada uno de
ellos fue entrenado para mantener una expresión facial diferente. Sosteniendo
palillos en la boca, todos ellos forzaron sus músculos faciales para que estos
formaran bien una expresión facial neutra bien una sonrisa estándar o bien una
sonrisa de Duchenne.
Los palillos resultaron
esenciales para esta tarea, ya que obligaban a los voluntarios a sonreír,
incluso cuando no eran conscientes de que lo estaban haciendo. En total, la
mitad de los miembros del grupo fueron entrenados para sonreír realmente.
Resultados obtenidos
En la fase de pruebas, se
pidió a los participantes que trabajasen en diversas actividades. Lo que los
participantes no sabían era que estas pruebas habían sido diseñadas para
resultar estresantes.
En la primera actividad
inductora de estrés se les pidió que trazaran una estrella con su mano no
dominante mirando el reflejo de su dibujo en un espejo, en lugar de
directamente. La segunda actividad inductora de estrés consistió en que los
participantes sumergieran una mano en agua helada.
Durante la realización de
estas dos tareas, los participantes mantuvieron los palillos antes mencionados
en la boca, tal y como lo habían hecho durante el entrenamiento. Las
investigadoras, por su parte, midieron la frecuencia cardiaca y los niveles de
estrés autoinformado de los participantes.
Los resultados revelaron que
la sonrisa sí influye en el estado mental: en comparación con los participantes
que mantuvieron expresiones faciales neutras, los participantes sonrientes y,
en particular, aquellos que mantuvieron una sonrisa de Duchenne, presentaron
niveles más bajos de frecuencia cardíaca después de recuperarse de las
actividades estresantes realizadas.
Los participantes que
llevaron palillos que les obligaban a sonreír, pero a los que no se les dijo
explícitamente que debían sonreír como parte del entrenamiento, también
informaron de una disminución menor de los afectos positivos, en comparación
con aquellos voluntarios que mantuvieron expresiones faciales neutras.
Estos hallazgos demuestran
que sonreír durante situaciones estresantes breves puede ayudar a reducir la
intensidad de la respuesta del organismo al estrés, independientemente de que
nos sintamos realmente felices o no.
"La próxima vez que se
encuentre en medio de un atasco o que esté experimentando algún otro tipo de
estrés, puede intentar esbozar una sonrisa durante un momento. No sólo va a
‘aguantar’ mejor su situación psicológicamente, sino que además así ayudará a
mantener la salud de su corazón”, recomienda Pressman.
La risa también funciona
Los resultados del presente
estudio coinciden con los hallazgos de una investigación anterior, realizada en
2006 por especialistas de la Loma Linda University de California con 16 hombres
sanos que no habían hecho ejercicio físico ni recibido medicación alguna.
En ella, se constató que
sonreír alegremente cambia la química de la sangre, protege al organismo contra
la enfermedad y la depresión, y detiene las enfermedades cardiacas.
La razón: la sonrisa tendría
un efecto en el cuerpo a un nivel químico, que provoca en quien sonríe un
bienestar físico de 24 horas de duración.
Por otro lado, una
investigación realizada en 2010, también en la Loma Linda University, demostró
que la risa provoca el mismo efecto que el ejercicio físico moderado: abre el
apetito, reduce el estrés y mejorar el funcionamiento del sistema inmune.
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